22 de diciembre de 2010

Reducir la factura de la luz: muchos pocos hacen mucho

La cuesta de enero supone para muchos bolsillos austeridad para compensar los excesos de las fiestas. Y la significativa subida del recibo de la luz o ayuda en el propósito de ahorrar. La única forma de pagar menos es consumir menos o, en el mejor de los casos, inculcar y poner en práctica un uso racional de la luz. Aqui se proporcionan una serie de pautas para un uso más eficiente de la luz y poder ahorrar en la factura de la luz.

Emplear luces próximas para leer, coser... regulando la iluminación a sus necesidades. De esta forma se eliminan las luces indirectas y se consiguen ambientes más confortables.

Limpiar con regularidad las fuentes de luz y pantallas. Un buen estado de las lámparas reduce el consumo eléctrico.

Aprovechar al máximo la luz natural. Usar luz artificial solo cuando realmente se necesite. Subir bien las persianas y correr las cortinas. No dejar luces encendidas en habitaciones donde no hay nadie.

Sustituirlas bombillas tradicionales (incandescentes) por halógenas o por lámparas fluorescentes compactas. Proporcionan la misma luz, duran más y ahorran energía.

Fluorescentes en cocina. Aunque duran diez veces más que las bombillas "normales" procure no encenderlos y apagarlos constantemente, ya que se acorta su vida.

Comprar electrodomésticos clase A y B, los más eficientes. Compruebe, antes de comprarlos, el consumo de los electrodomésticos en su etiqueta.

Desconecte los aparatos desde el interruptor. Dejarlos en stand by (luz roja) del televisor, el vídeo, el router, etc.. siguen consumiendo.

Ajustar el termostato de su frigoríficoen invierno y en verano de acuerdo con la temperatura ambiente. Los alimentos se conservan bien entre los 3 y 5º C. Cada grado más de frío supone un aumento del 5% en el gasto eléctrico.

No meter alimentos calientes en el frigo o en el congelador. El motor consume más para enfriarlos. Recuerde que el frigorífico es el electrodoméstico que más electricidad consume. Piense antes de abrirlo qué es lo que quiere coger y así no perder frío acumulado.

Aprovechar al máximo la capacidad de la lavadora y el lavavajillas. Procure que trabajen siempre con carga completa. Si no se tiene mucha vajilla, aclararla en el fregadero y usar un programa corto de lavado.

Siempre que se pueda, utilizar ollas a presión. Consumen menos energía y ahorran tiempo.

Aprovechar el calor residual de la cocina eléctrica. Apagarla cuando falten 5 minutos para terminar de cocinar (algo menos si es vitrocerámica).

No abrir innecesariamente el horno. Cada vez que lo hace se pierde hasta un 20% del calor acumulado. El microondas ahorra tiempo y consume menos energía que el horno convencional.

Planchar la mayor cantidad posible de ropa en cada ocasión. Evitar planchar piezas sueltas a menudo. Esta práctica ya que supone multiplicar el consumo de electricidad. Comience por la ropa que requiere menos calor, y deje para el final la que necesita más. Al desconectar la plancha, aprovechar el calor acumulado para planchar piezas pequeñas sin gastar energía.

A la hora de comprar un pequeño electrodoméstico opte por aquel cuya potencia sea suficiente para sus necesidades. Recuerde que aunque el consumo individual de un pequeño electrodoméstico (secador, batidora, plancha, etc) es pequeño, en conjunto suman alrededor de un 27% del consumo anual de electricidad. Casi tanto como la iluminación y el frigorífico juntos.

Si la cocina es eléctrica utilizar cazuelas y sartenes de mayor tamaño que la placa o zona de cocción. Si un recipiente deja al aire dos o tres centímetros de la zona de cocción, está perdiendo la mitad de la energía consumida.

La calefacción a 20 grados. Si se dispone de calefacción eléctrica no es necesario pretender ir en manga corta por casa durante el invierno. Si se va a salir de casa se puede bajar a 15 grados la temperatura y también se puede programar el termostato para que se apague la calefacción una hora antes de ir a dormir.

El diseño inteligente aporta soluciones para ahorrar energía

Calentar, enfriar, iluminar, ventilar, o simplemente enchufar un electrodoméstico en el hogar no son acciones “inocentes”. Reducir las emisiones de CO2 e impedir que las temperaturas asciendan de 2ºC implica aplicar las nuevas tecnologías sobre todo en los edificios que, junto al transporte y la industria, son la primera fuente contaminante. Pero, ¿cómo se aplican los nuevos recursos en una sociedad anclada en sus costumbres? El diseño inteligente es una de la soluciones.


“El futuro es el diseño inteligente con cuestiones tan simples como dónde colocar la nevera, al norte o al sur, y cómo reconducir el calor que la propia casa genera por ejemplo a través de este electrodoméstico. Se logra un intercambio de calor por lo que la casa utiliza su propia energía”, asegura a SINC Juliana Qiong Wang, economista de energía, y miembro del Instituto Yale de Clima y Energía de la Universidad de Yale (EE UU) que asiste a la Cumbre del Clima.

21 de diciembre de 2010

La Construcción ecológica: 10 principios

La arquitectura ecológica es aquella que programa, proyecta, realiza, utiliza, demole, recicla y construye edificios sostenibles para el hombre y el medio ambiente. Los edificios se emplazan localmente y buscan la optimización en el uso de materiales y energía, lo que tiene grandes ventajas medio ambientales y económicas.
Esta arquitectura tiene 10 principios básicos:
•Valorar las necesidades
La construcción de un edificio tiene impacto ambiental, por lo que se deben analizar y valorar las necesidades de espacio y superficie, distinguiendo entre aquellas indispensables de las optativas, y priorizándolas.
•Proyectar la obra de acuerdo al clima local
Se debe buscar el aprovechamiento pasivo del aporte energético solar, la optimización de la iluminación y de la ventilación natural para ahorrar energía y aprovechar las bondades del clima.
•Ahorrar energía
Significa obtener ahorro económico directo. Los más importantes factores para esto son la relación entre la superficie externa, el volumen y el aislamiento térmico del edificio. Ocupar poca superficie externa y un buen aislamiento producen menor pérdida de calor. También se puede ahorrar más usando sistemas de alto rendimiento y bajo consumo eléctrico para la ventilación, iluminación artificial y los electrodomésticos.
•Pensar en fuentes de energía renovables
En la proyección de un edificio, se debe valorar positivamente el uso de tecnologías que usan energías renovables (placas de energía solar, biogas, leña, etc.). Es conveniente la producción de agua caliente sanitaria con calentadores solares, o la producción de calor ambiental con calderas de alto rendimiento y bombas de calor, la energía eléctrica con sistemas de cogeneración, paneles fotovoltaicos o generadores eólicos.
•Ahorrar agua
El uso racional del agua consiste en la utilización de dispositivos que reducen el consumo hídrico, o que aprovechan el agua de lluvia para diversos usos (WC, ducha, lavado de ropa, riego de plantas, etc.)
•Construir edificios de mayor calidad
Los edificios ecológicamente sostenibles tienen mayor calidad y mayor longevidad, son de fácil manutención y adaptables para los cambios de uso. Exigen menos reparaciones y al final de su ciclo de vida son fácilmente desmontables y reutilizables; sobre todo si el sistema de construcción es simple y limitada la variedad de materiales usados.
•Evitar riesgos para la salud
Los riesgos para la salud de los trabajadores no depende sólo de la seguridad en la obra, sino también de los materiales de construcción utilizados durante la producción y levantamiento de la obra. Las grandes cantidades de solventes, polvos, fibras y otros agentes tóxicos son nocivos, incluso después de la construcción y por un largo tiempo contaminan el interior del edificio y provocan dificultades y/o enfermedades a las personas o animales que habiten el lugar.
•Utilizar materiales obtenidos de materias primas generadas localmene
El uso de materiales obtenidos de materias primas locales (abundantemente disponibles) y que usen procesos que involucren poca energía, reducen sensiblemente el impacto ambiental. El uso de materias locales redunda en menores tiempos de transporte, reduce el consumo de combustible y la contaminación ambiental.
•Utilizar materiales reciclables
La utilización de materiales reciclables prolonga la permanencia de las materias en el ciclo económico y ecológico, por consiguiente, reduce el consumo de materias primas y la cantidad de desechos.
•Gestionar ecológicamente los desechos
Para poder gestionar ecológicamente los desechos provenientes de las demoliciones o restructuraciones - restauraciones de los edificios se debe disminuir la cantidad y la variedad, subdividiendo los desechos por categorías (plásticos, metales, cerámicas, etc.) de manera que se facilite la recuperación, el reciclaje o el reuso de materiales de construcción.

20 de diciembre de 2010

Ahorrar energia

Ahorrar energía es el camino más eficaz para reducir las emisiones contaminantes de CO2 (dióxido de carbono) a la atmósfera, y por tanto detener el calentamiento global del planeta y el cambio climático. Es también el camino más sencillo y rápido para lograrlo. Por cada kilovatio /hora de electricidad que ahorremos, evitaremos la emisión de aproximadamente un kilogramo de CO2 en la central térmica donde se quema carbón o petróleo para producir esa electricidad.

Además, ahorrar energía tiene otras ventajas adicionales para el medio ambiente, pues con ello evitamos; lluvias ácidas, mareas negras, contaminación del aire, residuos radiactivos, riesgo de accidentes nucleares, proliferación de armas atómicas, destrucción de bosques, devastación de parajes naturales, desertificación.

Pero esas ventajas también alcanzan a nuestros bolsillos: cada kilovatio-hora le cuesta al consumidor más de 17 pesetas (en 1993), de forma que cambiar de hábitos o sustituir los aparatos por otros menos despilfarradores nos ahorra dinero; en algunos casos la alternativa que proponemos puede parecer más cara, pero lo que nos gastemos al principio lo recuperamos de manera más o menos rápida, pues habremos reducido el gasto en energía (factura de la luz, etc.) Una vez amortizado, comenzamos a ahorrar dinero (lo que dejamos de gastar en energía)

Todas estas ventajas se traducen por sí mismas en una mejor calidad de vida, más aún si consumir menos energía va unido a la mejora de los servicios que ésta nos proporciona (luz, calor, movimiento...), es decir, se trata de mejorar la eficiencia energética.

Así pondremos freno a la actual situación de consumo energético: en muchas ocasiones consumimos demasiada energía, que no necesitamos.

Ahorrar energía es también un deber de solidaridad, si tenemos en cuenta que cada habitante de los países desarrollados consume, por término medio, la misma energía que 16 ciudadanos del Tercer Mundo, y que los europeos occidentales somos responsables de la emisión de seis veces más cantidad de CO2 que los africanos.

Cuanta energía puedes ahorrar
Bombilla fluorescente compacta (de bajo consumo), 80%.
Lavadora en frío, 80 - 92%.
Lavadora de bajo consumo energético, 40 - 70%.
Frigorífico de bajo consumo energético, 45 - 80%.
Calefacción en casa bien aislada, 50 - 90%.
Calefacción de gas en vez de eléctrica, 53 - 80%.
Bomba de calor en vez de calefacción eléctrica, 50%.
Cocina de gas en vez de eléctrica, 73%.
Horno a gas en vez de eléctrico, 60 - 70%.
Tender en vez de secadora, 100%.
Lavavajillas con toma de agua caliente, 68%.
Lavavajillas en frío, 75%.
Usar papel reciclado en vez de papel virgen, 50%.
Reciclar el aluminio, 90%.
Compartir el coche con dos, tres o cuatro personas, 50 - 66 - 75%.
Usar el autobús en vez del coche, 80%.
Caminar o ir en bicicleta en vez de en coche, 100%.
Coche de bajo consumo, 16 - 25%.
Conducir a 90 Km/h en vez de a 110 Km/h, 25%.
Coche pequeño en vez de grande, 44%.
Tapar las cacerolas al cocinar y ajustar el tamaño de la llama, 20%.
Permitir la ventilación de las rejillas de la nevera, 15%.
Subir un grado la temperatura del termostato de la nevera, 5%.
Tostador de pan en vez de horno, 65 - 75%.
Calentador de agua a gas, o solar con apoyo eléctrico, en vez de solamente eléctrico, 60 - 70%.
Calentador de agua solar, con apoyo a gas, en vez de calentador a gas, 60%.
Calentador de agua solar, con apoyo a gas, en vez de calentador eléctrico, 85%.
Ventilador de techo en vez de aire acondicionado, 98%.
Aire acondicionado evaporativo en vez de refrigerativo, 90%.
Necesidades de calor /frío tras cerrar pequeños escapes de aire en el techo /paredes, 20 - 25%.
Necesidades de calor /frío tras aislar el techo, 20 - 25%.
Cambiar el filtro de aire del coche, 20%.
Neumáticos bien inflados, 10%.
Las cifras indican el porcentaje de energía que se ahorra respecto a la que consumía el aparato/hecho en cuestión antes del cambio.

Mas información en http://www.greenpeace.es

17 de diciembre de 2010

Viviendas verdes para ahorro energético

La organización ecologista WWF ha presentado un informe para demostrar que se puede reducir el consumo de energía y las emisiones de CO2 con una política de rehabilitación energética de edificios más dinámica y activa.

La organización defiende que la rehabilitación es la mejor manera de reducir las emisiones del sector residencial. Pero también subraya que, mejorando en profundidad el aislamiento de sus viviendas, los ciudadanos podrían ahorrar hasta un 85% en sus facturas energéticas.

En el conjunto de la Unión Europea, los edificios residenciales y comerciales concentran el 40% del consumo total de energía y el 36% de las emisiones de dióxido de carbono. Existe en la actualidad un amplio consenso sobre la importancia estratégica de los edificios con el fin de alcanzar los objetivos comunitarios para 2020 del 20% de ahorro energético y del 30% de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.

WWF considera que las políticas actuales de eficiencia energética y de vivienda no son suficientes para lograr reducciones permanentes y significativas para el sector residencial hasta 2020. Con este programa señala la importancia de impulsar un paquete de políticas de apoyo a la rehabilitación energética de edificios, y garantizar su cumplimiento.

Para ello, es imprescindible renovar entre medio millón y un millón de viviendas al año. Afirman que, de aplicarse esta reducción, se dejarían de emitir, de media, 8,7 millones de toneladas de CO2 al año y se ahorrarían 2.312 millones de euros anuales.