4 de febrero de 2011

Ahorro en calefacción: evita errores comunes cuando llega el frío


¿Quién no se ha preguntado por qué hay oficinas en las que en invierno se va en manga corta y en verano hay que llevar chaqueta? Pues lo mismo pasa en muchos hogares donde el uso de la calefacción y el aire acondicionado muchas veces se aleja mucho de la eficiencia energética y del respeto con el medio ambiente.
Ahora que nos enfrentamos a los meses más fríos del año, aquí tienes una relación de los errores más comunes que se cometen en los hogares. Si consigues evitarlos, conseguirás un buen ahorro en la factura.
1. Intentar mantener una temperatura constante
¿Realmente necesitamos que la casa esté igual de caliente por la noche o durante la jornada laboral? Es cierto que llegar a casa y que haya una temperatura agradable no tiene precio, pero dejar la calefacción puesta durante todo el día supone un derroche energético enorme. Por eso el uso de un termostato programable es mucho más útil y económico.
2. Subir en exceso la temperatura para calentar antes la casa
Más de lo mismo. Hace mucho frío y lo primero que se te ocurre es poner el termostato a una temperatura muy por encima de lo recomendado para que la casa entre en calor lo antes posible. La solución es básicamente la misma: un termostato programable. Además, al contrario de lo que pueda parecer, la vivienda no entrará en calor antes por pedir una temperatura más alta, sino que tardará el mismo tiempo en alcanzar los grados óptimos. Elevando la temperatura del termostato lo único que conseguiremos es que la casa se recaliente, porque el sistema de calefacción continuará calentando la casa.
3. Usar la chimenea
Tener una chimenea en la casa del campo puede parecer muy romántico pero... energéticamente hablando, es bastante poco rentable. Aunque la fogata y las llamas le den un ambiente muy acogedor a una casa, el tiro de las chimeneas abiertas puede hacer entrar mucho más frío que lo que calienta el fuego en sí.
4. Radiadores eléctricos en las habitaciones
Puede parecer lógico pensar que, si sólo se utilizan un par de habitaciones de la vivienda, usar en ellas radiadores eléctricos es la mejor opción. Sin embargo, hay varios argumentos que nos indican lo contrario: el primero es que una buena instalación centralizada de gas resulta mucho más eficiente energéticamente que los radiadores individuales. El segundo pasa por la seguridad: los aparatos eléctricos conllevan un mayor riesgo de accidentes domésticos y de incendios.
5. Para conservar el calor, cambiemos las ventanas
Es cierto que las ventanas pueden ser un punto de fuga de calor de una vivienda, pero no son las únicas culpables de que nuestra casa esté fría. Objetivamente, la mayor parte del calor se pierde por paredes y techos mal aislados. Instalar unas ventanas que aíslen bien es un paso, pero no el único. Hay muchos otros aspectos que influyen en el aislamiento de las viviendas.
6. La culpa es de la caldera
Es muy fácil pensar que una caldera vieja gasta más energía que una nueva. Pero, realmente, la caldera no es el único problema de la ineficiencia energética. De poco (o de nada) sirve reemplazarla si no se ponen en marcha otras medidas de ahorro de energía, como el aislamiento de la vivienda y un buen sistema de puertas y ventanas. Si no se tiene esto en cuenta, la factura seguirá subiendo. Hay que asegurarse de que el aparato pase todas las revisiones obligatorias y mejor si se trata de una caldera de condensación.
7. Usar bombillas incandescentes para dar calor
Es cierto que este tipo de bombillas, además de dar luz, dan calor, por lo que podríamos caer en la idea de que finalmente ayudaran a aumentar la temperatura de la casa. Sin embargo, las nuevas generaciones de aparatos de iluminación (como el LED), gastan mucho menos y duran más. No hay que perder de vista que el objetivo de las bombillas es alumbrar pero no calentar. Para eso está la calefacción y los radiadores.

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