Es el tercer electrodoméstico de la casa que más energía gasta, un 5% en el total del consumo. Tener en cuenta pequeños detalles puede suponer un ahorro importante sin dejar de sacarle mayor partido.
En 1782 H. Sidgier diseñó un artefacto manual formado por un tonel de madera y una manivela. Era el primer esbozo de lo que años más tarde sería una lavadora. En aquel momento la única energía consumida procedía del gesto humano de hacer girar la manivela. En nuestros días, la lavadora es prácticamente el electrodoméstico más preciado, cuesta imaginar una casa sin ella. Sin embargo, también es el tercer aparato que más energía gasta en los hogares, por detrás del frigorífico y la televisión. El 98% de los hogares españoles tienen lavadora.
La media de uso es de entre tres y cinco veces a la semana y en su uso gastan hasta un 5% del consumo total de energía. Un dato sin duda significativo que se puede corregir siguiendo pautas orientadas a la eficiencia energética. A la hora de elegir una lavadora, factores como la velocidad de centrifugado, los tipos de programas o la capacidad de carga, siempre se deben tener en cuenta. Por ejemplo, dentro de los programas que cada lavadora ofrece, la diferencia está en la temperatura del agua de lavado. Puede resultar curioso, pero el 85% del consumo de la lavadora no viene del hecho de hacer girar el tambor, sino de calentar el agua. Está claro que hay prendas que requieren agua caliente. Sin embargo, hay programas intermedios que dan un resultado idéntico con una reducción de consumo es considerable. Para una vivienda ocupada por tres personas, poner 250 lavadoras al año, utilizando sólo agua caliente de forma ocasional, puede suponer un ahorro de hasta sesenta euros. En el momento de compra de una lavadora, observar el etiquetado energético es fundamental. En el caso de la lavadora, además del mismo etiquetado que engloba todos los electrodomésticos, cuatro parámetros diferencian unos modelos de otros: eficacia de lavado, eficacia de centrifugado, consumo de agua y de energía por ciclo. De este modo, la diferencia entre una lavadora de clase “A” y una de clase “D” puede ser de hasta un 40% en ahorro energético. Durante su vida útil supone una reducción del consumo de 35.000 litros de agua y de hasta 200 euros menos en la factura eléctrica, así como media tonelada de CO2 no emitida al medioambiente.
La lavadora del futuro E-Wash Levente Szabo es un estudiante de diseño húngaro que ganó el primer premio de Electrolux Design Lab 2007. Su lavadora, que lleva el nombre de E-Wash funciona gracias a las “nueces de lavado”, frutos que nacen en un árbol típico de la India y Nepal y que desde hace siglos es utilizado como detergente. La E-Wash no sólo tiene un diseño muy atractivo, sino que evita la contaminación que producen los detergentes. Kaion Wave Además de su apariencia futurista, la Kaion Wave es innovadora por su método de lavado sin agua. Un sistema que emite luz ultravioleta-C atraviesa cualquier materia y elimina las bacterias y virus a la vez que el oxígeno de radicales libres actúa como agente oxidante y convierte la suciedad en dióxido de carbono y agua. Airwash Dos años antes de que Szabo ideara la E-Wash, otros dos jóvenes visionarios diseñaron Airwash y se hicieron con el mismo premio. Veintiuno y veintitrés años tenían Gabriel Tan y Wendy, dos estudiantes de la Universidad Nacional de Singapur, cuando plantearon la posibilidad de utilizar purificadores de aire, basados en el uso de iones negativos y aire comprimido, para eliminar la suciedad.
Moon Indesit Inspirada en el diseño del i-Pod, la lavadora Moon no para de cosechar premios, el último el Good Design Award que concede el Chicago Ateneaum-Museum of Architecture and Design, que ha calificado como “un nuevo concepto de producto de altas prestaciones y con un diseño tan innovador que encaja en cualquier parte de la casa”. Buscando la comodidad, los diseñadores redujeron el número de programas a cuatro, haciendo de la lavadora Moon un sencillo y a la vez innovador electrodoméstico.
En 1782 H. Sidgier diseñó un artefacto manual formado por un tonel de madera y una manivela. Era el primer esbozo de lo que años más tarde sería una lavadora. En aquel momento la única energía consumida procedía del gesto humano de hacer girar la manivela. En nuestros días, la lavadora es prácticamente el electrodoméstico más preciado, cuesta imaginar una casa sin ella. Sin embargo, también es el tercer aparato que más energía gasta en los hogares, por detrás del frigorífico y la televisión. El 98% de los hogares españoles tienen lavadora.
La media de uso es de entre tres y cinco veces a la semana y en su uso gastan hasta un 5% del consumo total de energía. Un dato sin duda significativo que se puede corregir siguiendo pautas orientadas a la eficiencia energética. A la hora de elegir una lavadora, factores como la velocidad de centrifugado, los tipos de programas o la capacidad de carga, siempre se deben tener en cuenta. Por ejemplo, dentro de los programas que cada lavadora ofrece, la diferencia está en la temperatura del agua de lavado. Puede resultar curioso, pero el 85% del consumo de la lavadora no viene del hecho de hacer girar el tambor, sino de calentar el agua. Está claro que hay prendas que requieren agua caliente. Sin embargo, hay programas intermedios que dan un resultado idéntico con una reducción de consumo es considerable. Para una vivienda ocupada por tres personas, poner 250 lavadoras al año, utilizando sólo agua caliente de forma ocasional, puede suponer un ahorro de hasta sesenta euros. En el momento de compra de una lavadora, observar el etiquetado energético es fundamental. En el caso de la lavadora, además del mismo etiquetado que engloba todos los electrodomésticos, cuatro parámetros diferencian unos modelos de otros: eficacia de lavado, eficacia de centrifugado, consumo de agua y de energía por ciclo. De este modo, la diferencia entre una lavadora de clase “A” y una de clase “D” puede ser de hasta un 40% en ahorro energético. Durante su vida útil supone una reducción del consumo de 35.000 litros de agua y de hasta 200 euros menos en la factura eléctrica, así como media tonelada de CO2 no emitida al medioambiente.
La lavadora del futuro E-Wash Levente Szabo es un estudiante de diseño húngaro que ganó el primer premio de Electrolux Design Lab 2007. Su lavadora, que lleva el nombre de E-Wash funciona gracias a las “nueces de lavado”, frutos que nacen en un árbol típico de la India y Nepal y que desde hace siglos es utilizado como detergente. La E-Wash no sólo tiene un diseño muy atractivo, sino que evita la contaminación que producen los detergentes. Kaion Wave Además de su apariencia futurista, la Kaion Wave es innovadora por su método de lavado sin agua. Un sistema que emite luz ultravioleta-C atraviesa cualquier materia y elimina las bacterias y virus a la vez que el oxígeno de radicales libres actúa como agente oxidante y convierte la suciedad en dióxido de carbono y agua. Airwash Dos años antes de que Szabo ideara la E-Wash, otros dos jóvenes visionarios diseñaron Airwash y se hicieron con el mismo premio. Veintiuno y veintitrés años tenían Gabriel Tan y Wendy, dos estudiantes de la Universidad Nacional de Singapur, cuando plantearon la posibilidad de utilizar purificadores de aire, basados en el uso de iones negativos y aire comprimido, para eliminar la suciedad.
Moon Indesit Inspirada en el diseño del i-Pod, la lavadora Moon no para de cosechar premios, el último el Good Design Award que concede el Chicago Ateneaum-Museum of Architecture and Design, que ha calificado como “un nuevo concepto de producto de altas prestaciones y con un diseño tan innovador que encaja en cualquier parte de la casa”. Buscando la comodidad, los diseñadores redujeron el número de programas a cuatro, haciendo de la lavadora Moon un sencillo y a la vez innovador electrodoméstico.
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