11 de enero de 2011

El etiquetado energético más eficiente

¿Sabes cuántos electrodomésticos utilizas en tu día a día? ¿Y cuánto consumen cada uno de ellos? La segunda respuesta es muy fácil, si prestamos atención a la etiqueta energética, que está presente en muchos aparatos en España desde el año 1994, fecha en la que se aplicó esta normativa procedente de la Comunidad Europea.

Utilizar un electrodoméstico eficiente es algo de crucial importancia y que tiene grandes efectos sobre la factura eléctrica del hogar. El frigorífico es, por ejemplo, el aparato que más energía consume. Si escogemos uno eficiente, podríamos estar ahorrando en torno a 50 euros en un año, dato que se incrementaría si tenemos en cuenta sus años de vida útil.

Para saber cuáles son los electrodomésticos que nos permiten un mayor ahorro, está la etiqueta energética. Esta especie de tarjeta debe incluirse de forma obligatoria en frigoríficos, congeladores, lavadoras, lavavajillas, secadoras, lavadoras, fuentes de luz domésticas, horno eléctrico y aire acondicionado desde hace más de quince años.

Por otra parte, además de un menor consumo y un mayor ahorro por parte del cliente, esta etiqueta nacida en 1994, también permite conocer cuáles son los aparatos que reducen el impacto para el medio ambiente, así como que permite al distribuidor, que la satisfacción del consumidor sea mayor.

El etiquetado tiene una parte común, que trata sobre la clase de eficiencia energética y que se ha visto modificado recientemente. Por otra parte, según el tipo de electrodoméstico que sea, la tarjeta hará también referencia a alguna funcionalidad propia. Es el caso del horno con la capacidad del calentamiento, o la eficacia del lavado, para los lavavajillas.

Sin embargo, durante los últimos tiempos, este etiquetado suscitó una gran polémica. El consumo de cada aparato, se valoraba según un escalafón de niveles que iba de la A y el color verde, para los más eficientes, a la G y el color rojo para los que más consumían.

Sin embargo, el cálculo se hacía a través de los niveles de consumo mínimo que se midieron en el año 1993, por lo que, dado todos los avances que se han producido desde entonces, casi todos los electrodomésticos se situaban ya en el punto más alto, el A.

De este modo, a partir finales de 2011, la etiqueta energética sumará 3 nuevos niveles: A+, A++ y A+++, que servirán para indicar con mayor precisión la eficiencia de los nuevos productos que vayan saliendo al mercado.

Nuevos aplicaciones de la etiqueta energética

El objetivo es que el etiquetado energético se extienda al mayor número de aparatos posibles. Todos los neumáticos de la Unión Europea, por ejemplo, deberán incluir las mencionadas tarjetas a partir del 1 de noviembre de 2012, excepto los destinados a los coches de carretera y todo terreno.

El etiquetado energético destinado a los neumáticos deberá mostrar el nivel de eficiencia al que pertenecen (de la G a la A+++) y otros factores más específicos, tales como su capacidad de adherencia a suelos mojados, el consumo de carburante o si producen un ruido excesivo.

Los televisores, por su parte, también incorporarán este etiquetado. De este modo, todos los que se pasan horas y horas con este aparato encendido, podrán velar por evitar un consumo de energía excesivo a fin de mes.

Por último, los edificios también tendrán que dar ejemplo. El Parlamento Europeo ha aprobado una nueva directiva según la cual a partir de 2020 toda nueva construcción deberán tener un consumo lo más cercano a cero posible. Y la que ya esté construida, deberá procurar también llegar a niveles máximos de eficiencia.

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