12 de marzo de 2015

Beneficios económicos del uso de calderas de biomasa

El uso de calderas de biomasa supone una fuente de obtención de energía rentable. Su utilización puede servir para ahorrar mucho en la factura anual, para contribuir a la sostenibilidad del planeta e incluso para prevenir incendios, pero para tomar la decisión de instalar una caldera de biomasa en nuestra casa debemos tener en cuenta varios aspectos.


Imagen: Derecho de autor: http://es.123rf.com/profile_astragal

Las calderas de biomasa tienen carácter renovable, es decir, de aprovechamiento de energías renovables,  para el cumplimiento de las exigencias mínimas del Código Técnico de Edificación, en viviendas nuevas y en rehabilitaciones con licencia de obra posterior a marzo de 2008,  a cubrir con energías renovables como alternativa a la Energía Solar Térmica.

Lo primero que hay que saber es que cualquier caldera convencional de gasoil o gas se puede sustituir por una de biomasa. La única diferencia sustancial es que una de biomasa quema material sólido.
Su inversión inicial en compra e instalación varía, según el tipo de caldera, aunque oscila entre los 3.500 y los 5.000€, dependiendo de su rendimiento y capacidad. En el caso de la instalación de una caldera de gas o gasoil, la inversión oscila alrededor de 1.000 €, un valor menor al de biomasa, pero existen una serie de consideraciones a medio y a largo plazo que pueden hacer que recuperemos la inversión en muy poco tiempo.

Las subidas anuales del material que utiliza cada caldera son una realidad. Aunque los pellets y las astillas también sufren subidas cada año, estas son inferiores a los de otros materiales. Durante los años 2010 y 2011, el precio del litro de pellet se mantuvo constante. Esto nos supone un importante ahorro en el precio de la materia que usamos para generar energía. El ahorro que supone tener una caldera de biomasa se nota sobre todo en el consumo mensual.

Teniendo en cuenta la subida del precio de los materiales y el coste de los mismos por mes, la inversión en una caldera de biomasa se puede amortizar en 3 años. Esto significa que a partir de este tiempo, el ahorro que supone tener una caldera de estas características se convierte en constante, superando en muy poco tiempo la inversión inicial.

El mantenimiento de las calderas de biomasa es mínimo y solo hay que aspirar las cenizas del quemador cada dos o tres días y vaciar el cajetín con las cenizas. Esto es una ventaja más que se une al precio del combustible y a la reducción de las emisiones.


Referencias: http://www.blogenergiasostenible.com

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